El dolor de cabeza de un NO


Imaginemos a la disciplina como un subi-baja y su punto de equilibrio es el objetivo a lograr. Cuando uno está arriba y el otro abajo, uno está incómodo porque no sabe donde poner las piernas y el otro está arriba rogando por no caerse. En cambio cuando los dos estan en perfecto equilibrio casi en paralelo al suelo, los dos estan cómodos y felices. La disciplina necesita ese equilibrio para generar papás felices y también hijos felices. Cualquiera de los extremos que vamos a mencionar a continuación será negativo para ambos.

El versículo de Efesios 6:4 dice “no provoqueis a ira a vuestros hijos - ¿Qué significa hacer enojar a nuestros hijos si es lo más común, pues cada vez que los retamos se enojan... entonces, ¿cuál es el límite? Éste mismo.

En la administración de la disciplina los padres deben tener mucho cuidado de no excederse, porque los efectos psicológicos en el hijo/a pueden ser desastrosos. Dice Colosenses 3:21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Ambas palabras, son sinónimos del mismo verbo que Efesios 6:4. Es interesante que en Pablo a los colosenses les agrega la palabra "desánimen" que en el original es la palabra "athumóo" y se divide en -a- que indica carencia o privación de algo y -thumos- o -thymos- que es la raiz de una palabra que se usa mucho en psicología como ciclotímico, que se caracteriza por personas que tienden a cambiar de estado de ánimo por ciclos o permanecer siempre con el ánimo dividido. Es decir, Pablo advierte que si exasperan a sus hijos con persistentes prohibiciones y recriminaciones, los están exponiendo al complejo de inferioridad, con todas sus miserables consecuencias.
Recién acabamos de describir el techo o límite de la disciplina. Pero el otro límite tampoco es positivo para nuestro hijo. Dice Provervios 13:24 "El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige" Aquí el contraste es muy claro y explica que hay un tiempo para corregir a los hijos. La palabra temprano no denota un momento del día, o de madrugada, sino se refiere desde chiquititos. Disciplinar es amar o dicho de otra manera, como padre no amas a tu hijo sino lo corregis. Dice Hebreos 12:5-6 "...Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama..."
En el medio, o cuando hemos buscado algún equilibrio, muchas veces hemos escuchamos los disparates que dice la gente, no castigues a tu hijo, déjalo que el experimente, déjalo ser que lo vas a traumar. Puedes afectar su autoestima, déjalo que él haga, que él diga por si mismo. Éstos consejos han traumado y van en contra con los principios bíblicos.
El límite tiene que ser claro, es aquel que edifica, construye. Me gusta imaginar a la disciplina equilibrada como a un manual con reglas. Las reglas hacen que la vida funcione bien. Si conectas un grabador argentino en méxico, no funcionará. Si conectas un grabador mexicano en argentina, puede explotar. Y eso es porque cada grabador fue fabricado para 110 voltios o 220 voltios. Si no leemos el manual, el grabador en un lugar extraño puede no funcionar o lo que es peor, puede explotar, todo por la sencilla razón que no aplicamos las reglas correctas.
El versículo termina diciendo sino criádlos en disciplina. Cómo disciplinar? Paleta, tabla, cinto, trompada, penitencia, etc? La palabra criar habla de nutrir, es decir algo que acompaña al crecimiento. La disciplina de un padre, es como la leche materna, o como el abrazo de un padre, es parte del crecimiento de un hijo.

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