Puerta del Muladar


Hace unos días, dejamos la puerta del Valle, que son esos momentos de prueba, donde nos preguntamos ¿Dios donde estás que no te puedo encontrar? Una de las preguntas que dejamos sin contestar fue: ¿Qué buscan producir "los valles" en nuestras vidas?

Ayer leía una frase de Michael Wells que me resulta muy oportuna para éste momento.
"Los problemas son la principal herramienta de Dios para llevarnos al fin de nuestros propios recursos e introducirnos en la profunda experiencia de conocer todas sus riquezas.

Si podríamos subtitular la frase "el fin de nuestros propios recursos" podríamos decir que cuando un recurso llega a su fin se convierte en basura. Justo ahí nos tenemos que encontrar hoy, en la Puerta del Muladar.

Cómo ya dijimos en el estudio de Nehemías 3, la puerta del Muladar era un basurero, era el lugar donde se acumulaba la basura y algunos historiadores creen que ese lugar, cerca del Valle de Hinnon estaba ardiendo las 24 horas al día, quemando los desechos de la ciudad.

Algunos afirman que la gente sacaba la basura de sus casas una vez a la semana y la dejaba en la puerta. Luego había un grupo encargado de recoger esa basura y llevarla hasta esa Puerta del Muladar. La palabra hebrea que se usa para dar nombre a esta puerta tiene el significado literal de “lugar donde se deja la basura y el estiércol que pueden contaminar a otros”.

La pecado no confesado es como la basura de varios días que te olvidaste de sacar. Comienza a dar mal olor y puede contaminar a los que te rodean. Es por eso que necesitamos hacer lo que dice 1 Juan 1:5-8 Confesar nuestros pecados.

Juan dice algo aún mas interesante y es que si decimos que no tenemos basura (pecado), nos engañamos a nosotros mismos. Entonces ¿qué tenemos que hacer en ésta puerta? La palabra "confesar" del vs. 9 en el original es (homólogos) y denota que debemos ponermos de acuerdo con Dios y Él es Fiel y Justo para perdonarnos!

El sabio Salomón agrega algo interesante en proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que confiesa y aparta alcanzará misericordia.

En ésta puerta se inicia un proceso de limpieza y de restauración. Alcanzar misericordia es prosperar, es crecer, es madurar. En cambio encubrir nos atrasa, nos hunde, no sólo olemos mal, sino que nos atascamos en una calle sin salida.

Veamos algunas aplicaciones prácticas.

Primero, aquí no nos detenemos para condenar o señalar el pecado.
Segundo, aquí nos detenemos para obtener el perdón de Dios y dejar atras nuestro pecado.
Tercero, aquí sólo dejamos la mochila y seguimos viaje con la gracia de Jesús.

Algunas preguntas para reflexionar.

¿Hace cuanto que no confiesas tu pecado ante Dios?
¿Cómo enfrentas una situación cuando te enteras de algún pecado de tus hijos?
¿Será posible restaurar mi relación con Dios sin confesar mi pecado?

Si hemos llegado al fin de nuestros recursos ¿Cómo puedo seguir adelante, despues de confesar? Nos vemos en la próxima puerta!

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