El bunker de Nehemías

Hace unos días atras, me invitaron a tener una charla entre hombres. Quizás podría decirse también que me autoinvité porque conocía a varios y todos me contaban cosas lindas que Dios estaba haciendo en esos encuentros. Yo decidí participar y después de algunos intentos fallidos por ir, logré llegar y disfrutar de un maravilloso tiempo de oración y de estudio de la palabra.

En la charla les compartí los 3 niveles de un hombre según el libro de Nehemías. El primer nivel habla de la relación de un hombre con su familia, el segundo de su relación con el muro y el tercero, de su relación con sus enemigos. Para cada nivel, le encontré una herramienta. Para la familia la herramienta es el "inventario", para el muro, la herramienta es el mapa del bunker y para los enemigos, la herramienta es la oración.

Hoy me quiero detener en el segundo nivel de relación que todos los hombres y mujeres de hoy tenemos cuando decidimos reconstruir nuestros muros. Ya dijimos en la introducción a Nehemías que los muros son nuestras propias vidas. La relación con el muro también puede ser un ejemplo de nuestros trabajos y profesiones. Cada uno de los 54 días que demoró Nehemías y el pueblo en reconstruir el muro, imagino lo difícil que habrán sido. Parecían todos iguales, sacar escombros, poner piedras, sacar escombros, poner piedras, y así sucesivamente cada día.

A veces, fácilmente podemos perdernos en nuestras rutinas diarias, porque parece que hacemos todos los días lo mismo y te lo está escribiendo alguien que lo vive en carne propia. Y entonces me surgen un par de preguntas:

¿Cómo pudo Nehemías mantenerse enfocado en terminar el muro? ¿Se habrá desanimado en el día 20? ¿De donde sacó fuerzas para terminar cuando llegaron a la mitad del muro? ¿Cómo podía estar entusiasmado si todos los días era el mismo trabajo?

En nuestras agendas sería algo así como:

¿Cómo puede una mamá encontrar una motivación cuando los días son cocinar, lavar, planchar? ¿Cómo puede un papá motivarse cuando pasa muchas horas fuera del hogar trabajando?

Las respuestas, todas las respuestas, están en el bunker de Nehemías. Yo me lo imagino cada noche, cuando llegaba a su carpa, donde dormía. Antes de acostarse, seguramente tenía colgado en algún lugar visible, el mapa del muro terminado. Seguramente es el plan que Dios lo motivó a pensar (Neh 1:4-11), aun estando en la corte del Rey Artajerjes. El bunker es el lugar donde nuestra agenda desaparece y comenzamos a ver la agenda de Dios. El bunker de Nehemías es el lugar donde no hay espacio para muchos, es el lugar donde sólo estaban Dios y Nehemías.

Cuando surgió la gran oposición interna entre la clase dominante y la clase pobre de Israel, en el vs 7 dice que "entonces lo medité", la palabra en hebreo es "malák" que significa "tomar consejo, establecer, poner rey, nombrar a la realeza" Es muy interesante que en medio de un gran caos social en el pueblo, Nehemías se apartó en soledad para tomar el consejo de Dios, para nombra a Dios por sobre todas sus preocupaciones. La palabra meditar nos lleva a pensar que en el bunker de Nehemías, es cuando Dios ponía su agenda por sobre la agenda de Nehemías. Nehemías llegaba con el problema y Dios lo fortalecía y lo impulsaba no sólo mostrándole el muro terminado, sino que lo llevaba a pensar mucho mas allá de su agenda, mucho mas allá de llevar y traer piedras, mucho mas allá de cocinar o ir al trabajo todos los días.

¿Te gustaría ser fortalecido como Dios lo hizo con Nehemías? Necesitas encontrar tu bunker! Buscar un lugar silencioso, no tiene que ser grande, ni espacioso. Sólo tiene que haber un espacio íntimo para vos y para Dios. Y en un momento de oración y meditando en su palabra, buscar a Dios y pedirle que nos muestre, aunque sea un poquitito de su agenda, de su plan, para seguir adelante!

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