-Pero mi mamá lo hacía así!
Tenemos la tendencia a repetir, casi por "osmosis" lo que hemos vivido en nuestras familias. Si bien el concepto de ósmosis se refiere exclusivamente a un proceso físico-químico, también se puede utilizar para nombrar a la influencia recíproca que se registra en los individuos que forman parten de un mismo grupo. Muchos llegamos al matrimonio con influencias de "eso" que se hacía en nuestra casa de solteros. Algunas ideas pueden ser muy positivas, por ejemplo si tus padres se respetaban y creaban un clima de amor y respesto en la familia. Otras costumbres quizás no sean tan positivas y sin querer, las traemos a nuestra pareja y no nos damos cuenta hasta que nuestro cónyuge lo enfatiza, pues para nosotros es "normal", pues en casa se hacía así. Entonces surge una pregunta ¿Está bien repetir la historia?
Existe un ejemplo en el primer libro de la Biblia, donde Isaac y Rebeca tienen una actitud con sus hijos, que ya tratamos en el post de tener hijos preferidos, pero lo interesante acá, es que Jacob, repite la historia de sus padres, con su hijo preferido, José. No sólo ésto, sino que tambien el engaño que Jacob hizo al tomar la bendición de su hermano Esaú, se replica cuando Laban le dá por esposa a su hija mayor y luego la hija menor, Raquel, a quien Jacob quería mucho mas.
La frase que hoy a la mañana me vino a la mente es: "La historia no debe repetirse" quizás porque mi hija anoche se interesó en cómo me habían enseñado el suceso histórico del 12 de octubre en la escuela primaria. Ella, con una mirada pícara, casí sabiéndo anticipadamente mi respuesta, yo le dije: Colón descubrió América. Me miró, hizo una pausa y me dijo: -Sabés que destruyeron toda la cultura de los "wichis" -Chan-
Creo que la idea de un matrimonio es generar algo nuevo y no adaptar cosas viejas. Creo que la idea de formar una familia es conquistar una nueva tierra y no seguir viviendo en la casa de nuestros padres mentalmente. Por mas positivas que sean las costumbres que traemos de nuestras familias, prefiero animarlos a pensar que la historia no debe repetirse. La razón es que cuando nos casamos y decidimos formar una familia, nos estamos uniendo una persona distinta a nuestro vínculo familiar que hará diferente toda nuestra vida. Por eso digo, que debemos conversar, dialogar y replantear situaciones y confrontar las diferencias con amor.
Para abordar éstas cuestiones necesitamos dos condimentos muy importantes. Humildad y Paciencia. Humildad porque necesitamos reconocer que nuestra pareja puede tener una idea mejor para hacer las cosas. La humildad de conocer el porqué tu pareja hace las cosas de la manera en que las hace. Necesitas investigar más para tener un positivo y nuevo ensamble familiar. Para cambiar la historia, primero necesitamos entender sus razones y luego modificar esos patrones. Lo mismo sucede en el matrimonio, por eso todo éste proceso requiere mucha humildad. El otro condimento indispensable es la paciencia pues ningún cambio social sucede de un día para el otro. Ninguna reforma se hace con un click de tu mouse. La paciencia es esa virtud que te hará plenamente feliz si logras ponerla en práctica. Es saber esperar al otro, es saber aguardar sus tiempos y es permanecer paciente ante sus reacciones. Cuando las cosas no se hacen cómo a mi me gusta, debo tener paciencia y encontrar el momento adecuado para conversarlo. La verdadera paciencia se despierta cuando no obtenemos los resultados que deseamos y es indispensable aplicarla para conocer y entender las costumbres familiares de tu pareja.
Finalizo con un ejemplo de mis padres, que hicieron algo muy interesante a la hora de abordar éste tema. Ellos se juntaron un día para hacer acuerdos recíprocos donde pudieron reconocer las virtudes y defectos de la familia de cada uno. Para dar éste paso necesitaron ser extremadamente sinceros y luego a aguantar. Luego de éstos acuerdos, ninguno de los dos podía echar en cara NADA y ambos debían aguantar, pues eran sus respectivos padres. Ellos establecieron un muro entre la pareja y esas influencias familiares para que no los separen. Según lo que me contaron y algunas cosas que recuerdo, a ellos les sirvió mucho tomar esa decisión.
Finalizo con un ejemplo de mis padres, que hicieron algo muy interesante a la hora de abordar éste tema. Ellos se juntaron un día para hacer acuerdos recíprocos donde pudieron reconocer las virtudes y defectos de la familia de cada uno. Para dar éste paso necesitaron ser extremadamente sinceros y luego a aguantar. Luego de éstos acuerdos, ninguno de los dos podía echar en cara NADA y ambos debían aguantar, pues eran sus respectivos padres. Ellos establecieron un muro entre la pareja y esas influencias familiares para que no los separen. Según lo que me contaron y algunas cosas que recuerdo, a ellos les sirvió mucho tomar esa decisión.
Si verdaderamente amas a tu pareja, tendrás humildad para descubrir esas costumbres familiares y paciencia para consensuar nuevas maneras de hacer las cosas.
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